domingo, junio 03, 2012

La pluriculturalidad desde las religiones

Para entender la pluriculturalidad desde las religiones es necesario considerar dos elementos: un inventario antropológico, y luego, una antropología de la religión.

Inventario antropológico
Según Martínez Soto[1] (2008) los elementos constitutivos del ser humano que las diversas antropologías manejan son once, las cuales dan prioridad en su discurso a unos u otros elementos según la perspectiva propia: 1. Bipolaridad del ser humano; 2. Inteligencia; 3. Memoria; 4. Sentimientos; 5. Voluntad; 6. Cuerpo Sexuado; 7. Situación; 8. Relación con los demás;  9. Apertura a lo Desconocido; 10. Pecado; 11. El Otro Diverso Étnico. Posteriormente, analiza estos elementos constitutivos del ser humano en el contexto de las diversas relaciones de poder con lo que se tiene un parámetro sobre la construcción de una identidad en el discurso según sea una relación discursiva simétrica o asimétrica con las variantes propias.


Una de esas relaciones de poder es la que implica la APERTURA A LO DESCONOCIDO entendida antropológicamente como relación con Dios; la diversidad en la concepción de la divinidad tiene como consecuencia diversidad en la forma de pensar sobre si mismo y los demás, los otros diversos. Esta diferencia deviene en referencias socioculturales de tipo religioso que conllevan consecuencias políticas estructurales.


La antropología de la religión: un mapa y un objeto de devoción
Erich From[2] desarrolla en el capítulo octavo de su libro ¿Tener o ser? el tema “Religión, Carácter y Sociedad”.
1. Fundamentos del carácter social
From (1978) propone el término CARÁCTER SOCIAL como la combinación interdependiente del carácter del individuo medio en cuanto a la esfera psíquica del individuo y la estructura socioeconómica de la sociedad de la cual forma parte.

La estructura socioeconómica modela el carácter social de sus miembros para que deseen hacer lo que deben hacer. Simultáneamente, el carácter social influye en la estructura socioeconómica y le da estabilidad aun cuando en circunstancias especiales tiende a romper la estructura social.
Por otra parte, el carácter social debe satisfacer las necesidades religiosas inherentes a cualquier ser humano, en el sentido más amplio de la palabra, ninguna cultura puede considerarse como carente de religión. Considera entonces, que son inseparables la Estructura Económica, la Estructura de Carácter y la Estructura Religiosa. Un cambio de factores significa un cambio de ambos.

2. El carácter social y las necesidades religiosas.

Según From (1978)una religión específica es una suma total de doctrinas y creencias pero antropológicamente la religión se define como cualquier sistema de pensamiento y de acción compartido por un grupo y que ofrece al individuo un marco de orientación y un objeto de devoción. Está enraizada tanto en el carácter del individuo como en el carácter social por estar compartida por un grupo. Es un sistema que tiene un concepto de Dios con el cual se fomenta el desarrollo humano de manera eficaz y se estimula una conducta que desenvuelva todas sus potencialidades y capacidades o lo paraliza.
La actitud religiosa puede considerarse como un aspecto de la estructura de carácter porque el ser humano es aquello a lo que nos consagramos y a quien nos consagramos motiva nuestra conducta. Sin embargo, los individuos no son conscientes de los objetos reales de su devoción interna; confunden las creencias oficiales de la religión específica que profesan con su religión verdadera secreta mientras que su pretendida religión oficial queda solamente como una adscripción social o una ideología.

Gramsci[3] (1975) dirá que el hombre masa actúa prácticamente pero no tiene conciencia teórica de su actuar: su conciencia teórica puede estar históricamente en contradicción con su obrar pues puede tener dos conciencias teóricas:
  • una implícita en su obrar
  • la otra explícita o verbal que lo hace formar unidad con un grupo social determinado e influye sobre su conducta moral y la dirección de su voluntad (desarrollo político del concepto hegemonía)

3. Un marco de orientación y de un objeto de devoción
La necesidad religiosa tiene su base antropológica en la realidad misma de la existencia de la especie humana. En ésta, la determinación por los instintos está en el nivel mínimo y el desarrollo de su cerebro al nivel máximo con lo que tiene capacidad de tener conciencia de si misma, razón e imaginación, todo lo cual, genera la necesidad de un marco de orientación y de un objeto de devoción para subsistir.

La religión antropológicamente entonces se constituye en un mapa del mundo natural y social; mapa que describe el mundo y el lugar que el individuo ocupa en él. Este mapa provee estructura y cohesión interna al individuo, sin él, los seres humanos se sentirían confusos y no podrían actuar con coherencia porque no podrían orientarse con finalidades ni encontrar un punto de referencia fijo que les permitiera organizar las impresiones que experimenta como individuo. El mundo tiene sentido para el ser humano porque se siente seguro con sus ideas por el consenso que se verifica con los que le rodean.
Desde la etnografía se puede afirmar que no se ha descubierto ninguna cultura en que no exista este marco de orientación, y en cada una de ellas, el mapa nunca ha estado enteramente mal hecho ni ha sido enteramente correcto. Según From (1978) aún si el mapa está mal hecho, cumple con su función psicológica de situar al individuo en el basto contexto en que debe realizar su desplazamiento entre los fenómenos circundantes. Esta profunda necesidad de un marco de referencia es particularmente evidente en los niños; algunos individuos en ocasiones pueden negar que tengan un panorama total provisto por una religión y pueden llegar a pensar que responden a los varios fenómenos incidentes de la vida porque sus juicios los guían, lo que acontece en realidad es que tienen una filosofía que para ellos es sentido común y no son conscientes de que sus conceptos se apoyan en un marco de referencia comúnmente aceptado en el que nacieron y se encuentran inmersos; sucede entonces que cuando se enfrentan a una visión del mundo totalmente distinta de la suya, la consideran “loca” o “infantil” o“irracional” posicionándose a si mismos como en una posición “lógica”.

Según From (1978) un mapa no basta para generar la acción, el ser humano necesita una meta que nos señale a dónde ir. Los animales tienen sus instintos que les ofrecen un mapa y también las metas pero el ser humano no está determinado por los instintos, el cerebro le permite pensar en muchas direcciones a donde ir. De aquí que el ser humano necesita un objeto de entusiasmo total, un punto para enfocar todo esfuerzo y una plataforma donde anclar elementos efectivos que lo atraigan por su valoración. Este objeto de devoción total es diferente de los declarados a partir de la religión específica con sus valores “oficiales” a la que se pertenece.
El mapa para trascender una existencia aislada con todas sus dudas e inseguridades y el objeto devoción para dirigir sus energías en una dirección, hacen posible darle un cierto sentido a la vida. Este marco de orientación con su objeto de devoción genera una diversidad, como pluralidad en la forma de pensar sobre si mismo y los demás que deviene en la pluriculturalidad en cuanto a referencia sociocultural de tipo religioso que conlleva consecuencias políticas estructurales.

Según From (1978) la estructura socioeconómica, la estructura del carácter y la estructura religiosa son inseparables. Si el sistema religioso no corresponde al carácter social dominante, si se encuentra en conflicto con la práctica social de la vida, el sistema religioso es sólo una adscripción social o una ideología. Entonces, se hace necesario buscar detrás del sistema religioso específico, la estructura religiosa verdadera del caráctery encontrar en la estructura religiosa verdadera y las energías humanas inherentes a la verdadera estructura religiosa personal y la vivencia experiencial de la religión que de ahí deviene, de otra manera, la orientación religiosa antropológica como núcleo antropológico se habrá pervertido con el desarrollo de las diversas religiones“oficiales”.
¿Cuál es tu religión verdadera secreta?

A partir de estos parámetros y por la evolución cultural de Europa, From (1978) hace un análisis del cristianismo en ese continente, muestra la no aceptación real del cristianismo y como las religiones autóctonas prevalecieron sobre el cristianismo manifiestas en las acciones y proyectos a lo largo de su historia hasta la actualidad. Desde ahí fue “evangelizado” el continente latinoamericano; tal vez lo mismo, se pudiera decir del cristianismo en América Latina.

En la actualidad las grandes religiones se dividen en cristianas y no-cristianas. Entre las cristianas: la budista, mahometana, judía. Entre la cristiana se encuentran dos grandes secciones: católica y no-católica. Todavía, en la católica se encuentra el rito oriental y el rito latino y en la no-católica las diversas denominaciones cristianas. Podría todavía preguntar si en la base antropológica han permanecido las teologías autóctonas.
Del análisis realizado por From (1978) se puede entender la pluriculturalidad desde la perspectiva de las religiones pero además genera un cuestionamiento ¿cuál es tu religión verdadera? Y entonces ¿cuál es tu adscripción sociocultural?

La posición de poder de la Iglesia Católica ha estructurado su acción en la historia de las naciones y las culturas de manera que sea posible imponerla lo que ha impedido que el adulto, desde su religión verdadera secreta y el contexto sociocultural propio en que se encuentra inmerso, pueda acceder dentro de un proceso consciente y libre a las verdades que ella considera ser vitalmente necesarias a cualquier ser humano en cualquier contexto sociocultural.
Pbro. Jorge A. Martínez Soto



[1]Martínez Soto, Jorge Armando. 2008. Tesis doctoral: La identidad könkáak/seri: Mecanismos discursivos en la construcción de una identidad. Universidad Autónoma de Sinaloa: Hermosillo.
[2] From, Erich. 1976. To have or to be. Harper and Row, Publishers. Nueva York. Primera edición en español 1978. Fondo de Cultura Económica. México , D. F. Pág. 131-147.
[3]Gramsci, Antonio. 1975. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Juan Pablos Editor: México, D.F.


 

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