jueves, diciembre 26, 2013

Pluriculturalidad e identidad étnica

 

La identidad étnica, se define en el encuentro con el otro diverso, por lo que la presencia de ambos, es elemento necesario en el desarrollo la identidad propia de cada uno y como enriquecimiento mutuo donde las relaciones de poder constituyen una parte integral, es en ese contexto antropológico en donde se realiza la pluriculturalidad.
Según Bartolomé (1997:48-50), la identidad se define por los valores y símbolos propios, los cuales, al encontrarse con otro afín producen un reencuentro con la propia identidad dentro de un contexto cultural compartido que realiza la función de vinculación de los individuos generando colectividades. La identidad entonces se realiza como principio de inclusión y de exclusión pues al identificarse con unos por el mismo hecho se tiende a separarse de otros. Pero además, los otros generalizados que forman parte de mi grupo no son sólo afectivamente próximos en términos positivos, sino también el más cercano y potencial grupo de conflicto generando los conflictos faccionales antagónicos.
Desde esta perspectiva, más que tener una definición de la identidad, se hace necesario tener un parámetro sobre el ser humano, a modo de inventario antropológico lo más ampliamente posible sobre los componentes constitutivos de la persona. Cuando se habla de identidad étnica, se hace necesario focalizar al individuo en interrelación, es decir, considerándolo socioculturalmente, y todavía más, es necesario enfatizar que por veces el otro es otro socioculturalmente diverso.
 
Inventario antropológico
Martínez Soto (2008) propone un esquema para visualizar la interacción con el otro diverso que genera y construye identidad. El inventario antropológico propuesto incluye: 1. BIPOLARIDAD que implica las dos vertientes del ser humano varón-mujer en complementariedad igualmente válidas y dignas. 2. INTELIGENCIA como capacidad para conocer las cosas en objetividad de verdad y distinguir el error. 3. MEMORIA, potencialidad en dos vertientes: grabar y recordar tanto la experiencia personal acumulada como la conciencia social histórica. 4. SENTIMIENTOS como fuerza ciega que inclina y empuja a la acción que tiene la facultad para juzgar según displacer o placer. 5. VOLUNTAD como capacidad para decidir entre lo bueno y lo malo. 6. CUERPO SEXUADO en cuanto instrumento para manifestarse, trabajar, y engendrar. 7. SITUACIÓN en cuanto ubicación que aparentemente está fuera de la persona aun cuando siempre es parte de ella. La situación será siempre una propuesta a resolver y ante la que se puede tener dos actitudes: enfrentarla o huir. 8. RELACIÓN CON LOS DEMÁS como capacidad para la solidaridad dentro del mismo contexto sociocultural y que al mismo tiempo proporciona conocimiento de sí mismo. 9. APERTURA A LO DESCONOCIDO antropológicamente entendida como relación con Dios; la diversidad en la concepción de la divinidad tiene como consecuencia diversidad en la forma de pensar sobre sí mismo y los demás. Esta diferencia deviene en referencias socioculturales de tipo religioso y consecuencias políticas estructurales. 10. PECADO, elemento de la religión judeocristiana que define una relación defectuosa con Dios que tiene como consecuencia la desintegración personal, social, cultural y política. 11. EL OTRO DIVERSO ÉTNICO, es decir, el otro que posee un bagaje que incluye los mismos elementos hasta aquí enumerados y que entra en una relación de poder en el encuentro mutuo.
 
 Lo importante no es la cuantificación de estos elementos constitutivos que pueden ser más o menos según las diversas posiciones antropológicas sino que con todo ese bagaje se entra en una relación discursiva en cuatro tipos de interacción:
 
-          La relación discursiva con el otro diverso étnico. Relación A.
Según Giménez (1996), la especificación de lo que constituye la identidad étnica se desarrolla sólo después que los X han reconocido la existencia del no-X. Inicialmente estas especificaciones sólo incluyen ciertos rasgos reales: raciales, culturales, personales; posteriormente, adquieren connotaciones valorativas como de bueno o malo y se correlacionan con otro colectivo que tiene una cultura diversa que posee otra forma de diferenciación y otra percepción de permanencia en el tiempo, la cual puede generar una relación xenofóbica pues supone necesariamente el bagaje personal y colectivo en ambos participantes como condicionantes. Es en este nivel de relación que se realizan los procesos de transformación y/o mutación de los grupos minoritarios con base en el modelo civilizatorio dominante.
-          La relación discursiva con el Otro totalmente diverso. Relación B.
Se refiere a una tradición religiosa que especifica características identitarias, las cuales devienen en concepciones sociológicas y posiciones políticas.
-          La relación discursiva con el otro dentro de la misma cultura. Relación C.
Es la interacción con los participantes del mismo grupo étnico, representa el ejercicio del principio de integración unitaria en la que los mitos de origen de la cultura oral o bien los estatutos constitucionales de la cultura escriturada, realizan la unidad en correlación con el otro dentro de la misma cultura.
-          La relación discursiva con la bipolaridad psicofisiológica. Relación D.
Para algunos esta interacción es el punto inicial de la construcción de identidad social, ya que crea todo un sistema teórico dominante, que deviene en violencia con aquello considerado lo diverso.
La expresión cultural distintiva según Giménez (1996), se realiza a través de una selección operada subjetivamente que se confronta con otras identidades dentro de un proceso de interacción social, es aquí donde se entiende el discurso no-verbal, verbal oral, verbal escrito y el discurso público, como mecanismos de intermediación para percibir la identidad, la construcción de la misma y lo positivo de las luchas de poder, de forma que sea posible conocer la identidad en la interacción actual actuante.
 
Van Dijk (2000) plantea que la comunicación intercultural desde géneros discursivos específicos, pone de relieve aspectos distintivos de modelos de habla, en donde se expresan restricciones de género y filiación étnica en forma de racismo en las sociedades multiculturales. Esto implica los prejuicios prevalecientes de los grupos dominantes que expresan su dominación mediante múltiples formas, tanto en los textos escritos como en el habla acerca de “ellos”. Una de las principales estrategias discursivas, como parte de la práctica de conducir los asuntos étnicos y reproducir el poder y la dominación, consiste en promover el conflicto étnico, la polarización y la dominación por medio de la presentación de “los otros” en términos negativos o heteropresentación negativa y una autopresentación en términos positivos y/o minimizando lo negativo propio.
 
Las relaciones de poder
 
Parte integral de la identidad étnica y la pluriculturalidad son las relaciones de poder. Según Andersen (1988), el poder es una capacidad del ser humano para actuar sobre la naturaleza, sobre sí mismo y sobre los otros dentro, fuera y desde fuera del propio ámbito comunitario de habla, tanto de forma intencional como no-intencional produciendo relaciones asimétricas en las cuatro formas de interacción o relación discursiva.
 
Todas las formas de poder tienen base material y física que supone una comunicación y se estructura finalmente en la organización social de instituciones. El poder físico y económico se traducen en poder social e ideológico que puede ser utilizado colectivamente para conseguir objetivos con los que sostiene la asimetría.
 
Positivamente, el poder se puede entender como “empoderamiento” haciendo que otros en una relación mutua lo adquieran para su propio beneficio. Andersen (1988) propone que el lenguaje tanto oral como escrito y su uso en los medios de comunicación.
 
Por una parte, refleja las relaciones de poder, y por otra parte re-crea el poder social, por lo mismo, el lenguaje como discurso es un punto de partida que se ha utilizado por muchos autores para analizar las relaciones de poder.
 
Las relaciones de poder vistas desde el racismo según la Pontificia Comisión Iustitia Et Pax en el documento “La Iglesia ante el Racismo” tienen como substrato antropológico actitudes que nacen de un temor irracional, provocado por la presencia del otro y del verse obligado a confrontarse con lo diverso, donde el objetivo, expreso o implícito es la negación al otro, del derecho a ser lo que es, y en todo caso del serlo "entre nosotros".
 
Para analizar las relaciones de poder, Valadez (2005) propone dos expresiones: asimetría ya sea de superioridad o de subordinación, y simetría, ya sea de cooperación o de antagonismo.
· Relación asimétrica es aquélla en la que una de las partes se constituye en sujeto activo y es el único que dispone de medios de coerción que le permiten decidir y ordenar, mientras que la otra parte se convierte en sujeto pasivo y actúa conforme a la conducta prescrita por el primero en una relación de superior-subordinado. Las relaciones asimétricas son propias del poder del Estado, en esta relación la comunicación entre las partes es de mandato imperativo-acatamiento.
· En las relaciones simétricas las partes están en igualdad de circunstancias, cada uno de los términos está unido por la misma relación con respecto al otro o a los otros. Tiene dos modalidades: de cooperación que se produce cuando dos o más actores participan cada uno con determinado poder teniendo un objetivo común; antagónica cuando luchan entre sí oponiendo sus respectivas capacidades de poder.

La pluriculturalidad implica diversas identidades étnicas en las que se considera un substrato básico inicial, se construyen por las decisiones personales en el encuentro con el otro dentro del contexto social que la condiciona y la define dinámicamente, pero además, esa identidad étnica se construye en el encuentro con el otro diverso fuera del ámbito de la propia comunidad de habla, a través de los diversos actores sociales. Así en una situación pluricultural, la identidad étnica y la nacional se van perfilando en los diversos eventos históricos de encuentro como un conocimiento y sentir de sí mismos; además es de considerar, que si bien la identidad étnica se tiene, se manifiesta y se construye en la relación con el otro diverso en diferentes niveles de encuentro, esta siempre será susceptible de ser reinterpretada por otro.
Pbro. Jorge A. Martínez Soto
Doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Sinaloa.

 

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